Hay que estar en el lugar para poder hacer valoraciones, no nos cabe la menor duda. Las declaraciones en rueda de prensa del policía y espeleólogo Juan Bolivar, respecto del “rescate” del que tanto hemos oído en las últimas horas, pone los pelos de punta y merecen un delicado análisis jurídico y fáctico pues son muchos los factores a tener en cuenta para hablar de negligencia, responsabilidad, homicidio, etc.
En primer lugar, una apreciación en relación a comentarios que ya vertía en anteriores “post” y que han aparecido en las redes sociales: es cierto que un deportista/aventurero asume el riesgo de practicar este tipo de actividades, como el alpinismo o la espeleología, pero no es menos cierto que asume el riesgo normal de dicha actividad, no otro ajeno a la misma.
Como decía el jurista y alpinista francés Mazeaud ¿asume un boxeador el riesgo de enfrentarse a un antropófago? Digo yo, ¿es un riesgo normal de la espeleología sufrir un accidente con causa de muerte? Parece que sí, pero ¿es un riesgo intrínseco a dicha actividad la incapacidad en el desarrollo de un rescate? Parece que no, y es ahí donde debemos incidir.
Un apunte antes de entrar en materia. Reputados profesionales, de cuyas ideas me aprovecho ahora, abogan por la prevención antes que por la “cura”, es decir, formar a los practicantes y servicios de rescate en seguridad, pues ahí es donde se evitarán las pérdidas innecesarias de vidas humanas. ¿Podía haber hecho algo más Juan Bolivar? ¿Podía haber sido otra la solución si hubiera hecho un autorrescate? ¿era esto posible? Nunca lo sabremos.
Bien, queda claro que el riesgo de enfrentarse a un mal rescate no es un riesgo normal de una actividad de este tipo. Cierto que se puede complicar debido a la situación del terreno, pero no es menos cierto, que nadie puede esperar un servicio como el que, supuestamente, ha ofrecido la Gendarmerie Marroquí. Teniendo esto claro, se nos abren dos posibilidades jurídicas en España de cara a una responsabilidad de las Administraciones Públicas a todos los niveles, derivadas de una negligencia del rescate. Dejaremos para el final la penal, el homicidio imprudente o por negligencia, y centrémonos ahora en una teoría muy usada por la Jurisprudencia: “La pérdida de oportunidad”.
La «perdida de oportunidad» es definida por el Tribunal Supremo (sentencia, entre otras, de 23 de enero de 2012, Rec. Casa. 43/2010) como la privación de expectativas relacionada con una determinada actuación o con una determinada omisión atribuibles a la Administración bastando con cierta probabilidad de que se hubiera evitado el daño, aunque no quepa afirmarlo con certeza, para que proceda la indemnización. En la sentencia del Tribunal Supremo fechada el día 22 de mayo de 2012, Recurso de Casación 2755/2010, se indica, en lo esencial, que la «perdida de oportunidad» hace entrar en juego, a la hora de valorar el daño, dos elementos de difícil concreción «como son el grado de probabilidad de que dicha actuación hubiera producido ese efecto beneficioso y el grado, entidad o alcance de este mismo». Por último hay que indicar que la aplicación de la doctrina mencionada invierte la carga de la prueba correspondiendo, en consecuencia, a la Administración demandada acreditar que una actuación distinta de la llevada a cabo por ésta no hubiera evitado el hecho que produce el daño cuya indemnización se reclama ( Sentencia del Tribunal Supremo, entre otras, de 12 de marzo de 2007 y sentencia de esta misma Sala y Sección fechada el día 13 de junio de 2014. Recurso 273/2011).
Será imprescindible demostrar un nexo causal si bien, como vemos, para esta teoría, podría diluirse bastante. Es lo que ocurrió con el accidente de un montañero en el año 2009 en Maraña (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León).
Si se demuestra que la causa del fallecimiento o de la lesión, puede venir directamente relacionada con una negligencia en el rescate, la indemnización cabrá en todo caso.
La orientación penal es más compleja, aunque quizá se adapte mejor según los casos. Introducir el supuesto de hecho en un tipo penal como pudiera ser un homicidio por imprudencia o negligencia se nos antoja difícil, pues la presunción de inocencia hará más ardua la tarea de investigar exactamente el desarrollo de los hechos.
En resumen, ante el avance y el crecimiento exponencial de las actividades deportivas en el medio natural, por miles y miles de españoles todos los años, las medidas preventivas deberían ser una prioridad para nuestro gobierno, sin olvidar que, los servicios públicos, sean del país que sean, deben garantizar un servicio de asistencia adecuado a las necesidades del ciudadano. En caso contrario, como vemos, nacerá la responsabilidad.
Lo que ocurra en Marruecos ya es harina de otro costal.
El problema es que queremos juzgar o valorar desde nuestro Derecho las actuaciones en un país extranjero. Porque lo primero que nos debemos plantear es si la Legislación marroquí establece como un Derecho (¡¡o NO!! y mucho me temo que no) la obligación de su Gendarmería de Rescatar a personas extranjeras (o incluso a sus nacionales) cuando realizan actividades de riesgo de este tipo. Si han actuado «de favor», de modo más o menos voluntario (como cuando voluntarios de Cruz Roja participan en un rescate), poco o nada se puede reclamar. Los paises arabes ni siquiera basan su Legislación en los mismos principios (romanos?) que el Derecho Europeo. Tema distinto es que haya algún convenio internacional por el que se comprometa a ello.Saludos
Como montañero y como Guía de Montaña, me preocupan seriamente muchos de los comentarios vertidos por la prensa -suelen estar pésimamente informados sobre una actividad como la nuestra- y los vertidos en las redes sociales. Bien pareciera que pocos están dispuestos a asumir que, cuando se viaja a determinados países, la posibilidad de un rescate rápido y eficaz como ocurre en Europa, es muy remota. Habría que añadir que los GREIM son uno de los TRES mejores cuerpos de élite del mundo.
Aquí, que somos de memoria frágil, ya no recordamos que hace 40 años hubo un montañero que en medio de un circo mediático murió debido a la soberbia de las autoridades de entonces -caso con varias similitudes a lo ocurrido en Marruecos- a pesar de la buena voluntad de muchos de sus compañeros. También olvidamos que años después la Guardia Civil acudía a los rescates en zapatos, con capa y con escasa o ninguna preparación sobre estas lides (recordad el alud de Galayos de 1980)
A mi juicio, deberíamos aprovechar la oportunidad para preguntarnos si el actual modelo español es adecuado. Quiero decir, si acaso resulta aceptable que el GREIM no pueda actuar en todas las Comunidades Autónomas, donde se ha duplicado el servicio con un cuerpo que no llega ni con mucho a los niveles de calidad técnica y de materiales que el de la Guardia Civil.
Y no olvido mis condolencias a familiares y amigo de los compañeros caídos
Solo faltaba que se exigiese a dos gendarmes marroquíes, mal equipados y no con mucha preparación en rescates, que dejaran sus propias vidas en rescates, para ellos con pocas probabilidades de éxito. Desde luego hicieron lo que pudieron y les dejaron. Y digan lo que digan, es obvio, que los españoles, cometieron errores de libro, …¿dónde estaba, el resto de la expedición, con los cuales se hubiera podido hacer un auto rescate inmediato?…¿como te vas a una zona abrupta y desconocida, sin un medio de localización, como GPS o emisora? vamos eso no se hacia, ni en tiempos de la OJE, con chavales de 16 años. Por supuesto que ha sido un grave accidente o incidente, que todos lamentamos. pero………
Me parece estupendo que Narciso de Dios hable de las excelencias del Greim pero no tanto que hable de la calidad tecnica de otros grupos que no conoce o que cuestione las competencias de otras autonomias. Conozco de primera mano algunas intervenciones poco afortundas y decisiones condicionadas por el color politico de los diferentes gobiernos como para decir que no se ajusta a la realidad las alabanzas o desprestigio generalizado. Que en todos los sitios se cuecen habas, vamos.
No hace falta remontarse a 40 años para «rescates» precarios. Los greim pueden estar muy bien equipados y entrenados pero el resto de la GC no. En 2006 estaba en un autobus con 50 senderistas y montañeros de un club de Coruña que quedó atrapado toda la noche por la nieve en una carretera de montaña de León. En medio de la ventisca para (no se veía nada) y en seguida hay medio mt de nieve todo alrededor. Pese a llevar una pala, no es posible hacer nada y se llama al 112. Era triste (¡muy triste!) ver las botas (militares-de cuero negro, frías como ellas sólas) y los chaquetones de aquellos miembros de la GC rural que lograron llegar hasta nosotros en medio de la madrugada. Cualquiera de nosotros estabamos mejor equipados (y con más ropa de abrigo en el equipaje). ¿El rescate?? Bajar a pie por nuestra cuenta a la mañana siguiente hasta Villamanín (la quitanieves llegó al bus a media tarde). Casi 20 km a pie por una carretera llena de nieve (ya valió de ruta de ese día..). INCLUSO debimos ayudar a sacar de la cuneta algún coche de la GC…
Respondo por alusiones:
1.- NO conviene confundir el debate. Una cosa son los GREIM (con sus diversas denominaciones) y otra el servicio de carretera de la Guardia Civil.
2.- Aunque resulte molesto para algunos, el duplicar el servicio de recate en algunas Comunidades Autónomas (tan alejadas políticamente como Madrid o Cataluña) no corresponde más que a una decisión de un grupo de políticos mal informados y con ganas de medrar o reclamar sus «hechos diferenciales»… y en ningún caso se corresponde a un argumento técnico.
Que los bomberos de Madrid o Cataluña hagan buenos rescates no significa, y no conviene desinformar a la opinión pública, que tenga el prestigio y el reconocimiento internacional que tienen los GREIM. Además, la duplicidad de ese servicio es tan cara como absurda de mantener.
Añadiré, para evitar que se me confunda, que no tengo nada que ver ni con las fuerzas del seguridad del estado, ni con los bomberos, ni siquiera hice la mili -en tiempos difíciles.
Como canta Serrat: «nunca es triste la verdad… lo que no tiene es remedio». Pero aquí sí hay remedio si con nuestros votos exigimos a nuestros políticos que gasten los dineros públicos sin duplicidades… y sin querer tapar oscuros intereses.