Ayer día 16 de junio de 2016 tuvo lugar en Vigo, el I seminario de «Eventos deportivos y Espacios Naturales Protegidos» organizado por el PN Illas Atlánticas de Galicia, un punto de encuentro que sirvió para que técnicos, responsables de administraciones, deportistas, organizaciones, federaciones y demás, pudiéramos intercambiar opiniones sobre el futuro de este tipo de actividades en los ENP.

Partíamos todos de una idea clara: el incremento de los eventos deportivos en el medio natural ha sido exponencial en los últimos años. La respuesta a este incremento puede venir dada por muchos factores: estilo de vida saludable, modas, publicidad, o incluso, la intrínseca relación entre las redes sociales y el EGO de los deportistas que favorece la aparición de héroes que se afanan en destacar sus logros personales.

Otra de las ideas que parece obvia es que muchos de estos eventos se beneficias y se venden gracias al nombre y enclave de muchos ENP. Pensemos, por ejemplo, en los «ultras» que tienen como telón de fondo los Picos de Europa; cierto que se benefician de los desniveles y geografía, pero no es menos cierto que se venden gracias a la belleza de estos parajes.

Aprovechando que ha salido el tema de los Picos de Europa, nos preguntamos si la solución es la propuesta por el Parque (reducir el número de inscritos) o directamente anular o restringir el número de pruebas (como se proponía en Aragón recientemente, 1 prueba por provincia y día).

Parece claro que la solución pasa por el diálogo entre los actores implicado, el consenso y la regulación. Como ocurre por ejemplo en las islas ONS, la restricción del número de participantes (150), la restricción de fechas o la limitación del recorrido tiene como objetivo lo que es la base de los Parques Nacionales: la conservación de los valores protegidos.

Conseguir conjugar la práctica deportiva (protegida por el artículo 43.3 CE) y la defensa y conservación del medio ambiente pasa por sentar a la mesa a todas estas partes que ayer tuvimos un debate muy enriquecedor y aunamos esfuerzos para sentar una serie de directrices que esperemos puedan tener forma próximamente.

Algunas de las ideas propuestas giran en torno a lo siguiente:

  • Análisis de cada evento, cada prueba es diferente y cada lugar también.
  • Comunicar a los participantes del lugar donde se desarrollará la prueba, para que conozcan el medio.
  • Regular las pruebas en cuanto a participantes, recorridos y épocas en función de análisis concretos del posible impacto.

Uno de los temas más controvertidos es el referido a las autorizaciones (echando a un lado el manido Decreto 37/2014, que se refiere a las actividades deportivas – no eventos –  desarrollados en la red natura 2000), pues existe un pequeño caos y desconocimiento por parte de Administración y Organizaciones en los trámites necesarios para autorizar pruebas, en función de lugar de desarrollo (vía pública, montes comunales, etc.).

Será necesario constituir una forma única de autorización de este tipo de pruebas y concienciar a los organizadores que es necesaria una formación o asistencia técnica sobre los requisitos a cumplir para evitar responsabilidades.

El tema de la responsabilidad medioambiental es algo que no se tiene en cuenta a día de hoy. Los seguros de RC no cubren posibles daños medioambientales y es algo que debemos plantearnos de cara al futuro, pues no estaría de más que junto con los riesgos de explotación o profesionales se cubrieran posibles daños a estos hábitats ¿Subida de primas, quizá?

El conocimiento, el control y la educación ambiental pasan por participantes y organizadores haciendo posible el surgimiento de la figura (posible) del coordinador medioambiental, que junto con el director de carrera y el responsable de seguridad podrían ser los ejes sobre los que pivotara la organización del evento.

En todo caso, un futuro incierto que debe construirse sobre la base de unos pilares de diálogo sólidos y firmes que fomenten entre los jóvenes, sobre todo, el fortalecimiento de los valores deportivos, sociales y medioambientales que deben ir, obligatoriamente, de la mano.

Alejandro López

Abogado.