Los organizadores de Carreras, bien sean por montaña o por cualquier otra superficie, siempre se han preocupado por tener en regla todos esos documentos que pudieran cubrirles una posible culpa o negligencia en la organización del evento.

Uno de los documentos más importantes, y que en muchas CCAA es obligatorio según las normas deportivas y las de circulación (en caso de eventos desarrollados en la vía pública), son los seguros de RESPONSABILIDAD CIVIL. Lo cierto es que mucha gente se olvida que el fin último de estos seguros no es cubrir las posibles responsabilidades del organizador sino garantizar la indemnidad de la víctima ¿De qué víctima? Ahí está la cuestión.

Recientemente hemos tenido oportunidad de analizar en la práctica diversos seguros de Responsabilidad Civil diseñados «exclusivamente» para carreras. La sorpresa que nos hemos llevado es que muchos de estos seguros (bien por error, de forma voluntaria o simplemente por no ser el producto idóneo), no garantizan la finalidad que buscamos, y me explico:

Una de las partes más importantes de una póliza de RC es la dedicada a las definiciones. Por naturaleza, el seguro de RC cubre al organizador, a sus dependientes e incluso a los voluntarios y trabajadores, garantizando la indemnidad de los TERCEROS por hechos culposos o negligentes cometidos por la organización.

Si nos vamos a la definición de TERCERO, deberíamos encontrar a los espectadores, a los voluntarios (en determinados casos), a terceros que nada tienen que ver con la organización ni con la carrera y, por supuesto, a los PARTICIPANTES.

Del estudio realizado nos hemos encontrado que muchas compañías de seguros NO incluyen a los participantes como TERCEROS por lo que, el grueso de las personas que podrían estar afectadas por una actuación culposa o negligente de la organización, no están incluidas en el seguro, lo que deja a la organización totalmente desprotegida.

Incluso, además de no entenderlos como TERCEROS, se llegan a redactar cláusulas del tipo: «Quedan excluidos de coberturas los daños que, generados por culpa o negligencia del organizador o alguno de sus dependientes, se causen a todo participante en pruebas deportivas«, lo que nos deja todavía más preocupados.

El hecho es que a pesar de lo anterior, existen buenas pólizas con coberturas decentes (mínimo 300.000 euros de cobertura por víctima) con inclusión de los participantes, pero otros muchos seguros, muy baratos, no nos sirven para la finalidad que buscamos.

La recomendación: revisar las pólizas con calma o a través de algún profesional, pues podemos estar tirando nuestro dinero, firmando papel mojado.

Alejandro López Sánchez

Abogado.

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