El negocio de los senderos

No me voy a extender mucho en el post de esta semana. Desde hace días tengo ganas de hacer unas reflexiones sobre el mundo de los senderos en España Esta inquietud surgió del post de la semana pasada y de los muchos correos y comentarios que he recibido, tanto personalmente, como a través de Diario Mistral y redes sociales.

Ante todo decir que no soy contrario a la existencia de senderos, a su homologación, a los certificados de calidad y al uso que de todos esos caminos públicos, sendas, vías pecuarias y demás, hacen tantos y tantos caminantes en España. Se trata de una disconformidad con el sistema y el exacerbado mercantilismo de unas entidades con objetivos públicos.

Según la FEDME los senderos homologados son instalaciones deportivas que proponen el placer de descubrir la variedad de los espacios naturales, el legado cultural de los pueblos, la historia a través de los vestigios del pasado, el mundo rural y sus formas de vida (Fuente: www.fedme.es).

Pero ¿qué el senderismo? No se trata más que de la actividad de caminar por vías, sendas y caminos tradicionales públicos. Es decir, caminar por donde se puede caminar. El senderismo no depende de la Federación pero la Federación sí vive del senderismo. Que contradicción.

Hasta tal punto llega que las marcas de PR, GR y SL (Senderos de Pequeño Recorrido, Gran Recorrido y Sendero Local) son marcas registradas a nivel nacional en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Esto quiere decir que nadie más que la FEDME puede utilizar estas marcas para señalar senderos. Lo que acreditan las marcas es que ese sendero ha sido verificado y homologado por una entidad con atribuciones públicas y que cumple con unos estándares de calidad.

Pero ¿realmente nadie más puede utilizar esas marcas? En principio solo la FEDME y todos aquellos organismos y entidades que tengan cedida la marca, a día de hoy, todas las Federaciones Autonómicas.

El sistema funciona de esta manera. Yo particular o administración pública (por ejemplo un ayuntamiento) quiero homologar el sendero que pasa por mi pueblo. Solicitó la homologación a la FEDME o a la Federación Autonómica que se encarga, con sus propios medios, de realizar la señalización y preparación del sendero para su uso deportivo / de ocio. Lógicamente la Federación, de motu propio también puede convertirse en promotora del Sendero, pero lo más normal es que el promotor sea una entidad pública o privada. La distinción entre promotor del sendero y “homologador” tiene cierta repercusión a efectos de responsabilidad, pero no voy a meterme ahora con este tema.

Hemos dejado claro que la Federación tiene el encargo de preparar el sendero, bien ¿Cómo lo hace? Con sus técnicos y sus medios materiales. En principio, y digo en principio porque ahí es donde está el problema, la Federación NO tiene ánimo de lucro. Ésta cobra al promotor los materiales empleados y las dietas del personal que trabaja en la homologación. La cuestión se complica cuando nos paramos a pensar lo siguiente: ¿Quién es el personal que se encarga de la homologación?

Llegamos a la controvertida y polémica figura del Técnico de Senderos. Una titulación benévola, sin reconocimiento oficial en España, otorgada por las Federaciones, cuya formación cuesta un dinero y que sirve para tener de mano la posibilidad de vender senderos de forma exclusiva en toda España. ¿No sería necesario sacar una titulación oficial?

Pero la cosa no queda sólo ahí. Existen Federaciones Autonómicas que forman a sus propios técnicos que luego, al margen de la Federación, constituyen sociedades mercantiles con ánimo de lucro dedicadas a la homologación y preparación de senderos ¿cómo? Con autorización y el beneplácito de la Federación correspondiente para hacer uso de esas marcas. Tu, ayuntamiento, quieres homologar un sendero, yo, Federación te lo homologo pero sólo y únicamente a través de esta empresa.

A mi me surgen dudas ¿Pueden las Federaciones Autonómicas ceder el uso de una marca registrada a nombre de la FEDME a una empresa privada concreta para que se lucre con este servicio? ¿Un sendero cuya preparación corre a cargo de una empresa privada y no directamente de la Federación debería tener la misma homologación que un Sendero preparado por ésta? ¿Una empresa que trabaje al margen de la Federación puede obtener la cesión en el uso de la marca para un concreto sendero si trabaja con técnicos de senderos federativos? Esto último me cuesta mucho creerlo, a pesar de que sería o debería ser totalmente posible.

La solución a todo esto es polémica. Los senderos deben existir, deben estar preparados y cumplir con una señalización homogénea para todo el territorio. De hecho mi opinión es que el uso de las marcas sea propio de la FEDME que debe vigilar su uso, pero no limitarlo o restringirlo. El trabajo debería hacerse a cargo de personas con titulación oficial y no benévola otorgada por las Federaciones. Y en ningún caso debe permitirse que empresas ajenas a la Federación, pero con claras conexiones con éstas, se lucren homologando senderos y actuando con una clara competencia desleal al tener el mercado en sus manos.

Todo ello ha conllevado que en los últimos años lo único que se consiga es la diversificación de las señales de senderismo y el nacimiento de nuevas formas de señalización que van en detrimento de la seguridad y la homogeneidad de nuestros caminos públicos.