El regreso de las vacaciones de Semana Santa siempre trae consigo un maremágnum de negras estadísticas, por lo general relacionadas con el mundo del tráfico. Si bien lo anterior, últimamente son cada vez más las noticias que, en vez de relacionarse con el asfalto, tienen que ver con los deportes al aire libre, aumentando las páginas de sucesos.

Esta Semana Santa ha sido trágica en las carreteras, lo ha sido también en la montaña (sin tener en cuenta la desgraciada muerte de más de una docena de sherpas en el Everest) pero es que la balanza podría haberse inclinado por abrumadora mayoría a favor de Galicia, en caso de que la conjunción de los astros no hubiera jugado a favor de una veintena de chavales y de sus monitores, habrá sido cosa de meigas…

Parto ya de que las noticias de prensa hay que tomarlas con la consabida cautela, sin realizar juicios de valor (como suele ocurrir en estos casos), y evitando prejuzgar sin conocer los hechos: “Un grupo de 22 jóvenes y sus dos monitores quedaron atrapados ayer por la tarde en un tramo de barranquismo del río Xallas, cuando enfilaban el descenso de la cascada de O Ézaro, en el municipio de Dumbría. Iniciaron la actividad pasadas las cuatro de la tarde y el último grupo no logró salir del tramo hasta las dos de la madrugada, cuando tenían previsto hacerlo a las nueve de la noche.”

(http://www.lavozdegalicia.es/noticia/carballo/2014/04/20/veintena-jovenes-quedan-atrapados-cascada-ezaro/0003_2014041397962048229866.htm)

Al leer la noticia me quedé perplejo ¿cómo pueden seguir ocurriendo estas cosas? ¿Es falta de planificación legal? ¿Es negligencia?

Veintidós jóvenes sin conocimiento que se meten en una cascada a las 16 horas, con dos monitores. En Aragón la guardia civil se está colocando en las cabeceras de los barrancos controlando los ratios, las titulaciones, los seguros, el material, etc., etc. ¿será necesario actuar así? ¿Necesitaremos a alguien que nos vigile en todo momento, o por el contrario se podrá solucionar de otros modos?

Parafraseando a Alberto Ayora, gran conocedor del mundo del riesgo, podremos decir que el problema parte de tres aspectos: FORMACIÓN, INFORMACIÓN y GESTIÓN. Yo añadiría uno más a la lista anterior: RESPONSABILIDAD, pero no jurídica (que será la consecuencia) sino, responsabilidad deportiva, responsabilidad social, responsabilidad humana.

GESTION

Que en España todos queremos ser gestores se deduce de la máxima que señala que “en este país todos somos médicos, abogados y entrenadores de fútbol”. Parece ser que una empresa la saca adelante cualquiera, esto es cierto, pero claro ¿a qué precio?.

Seguimos con la noticia, tomando como base para este breve análisis, las frases de los protagonistas:

«Aquí o problema está claro: pecaron de avaricia, aínda que non pasase isto nós xa tiñamos falado que non iamos volver, porque foi todo moi lento. Demasiada xente sen experiencia algunha para tan poucos monitores e así non o pasas nada ben, o único que colles é frío» «Arriba ninguén tiñamos móviles, evidentemente, pero tampouco había un walkie nin nada. Se alguén rompese unha perna non se podería avisar», con lo que, para él, a los servicios de emergencias «hai que agradecerllo todo», pero la «organización estivo fatal».

El problema de la gestión deportiva en España está muy arraigado. Existen auténticos profesionales de la gestión ante los que hay que quitarse el sombrero, los menos. La cuestión se complica cuando hablamos de empresas deportivas y profesionales del deporte de a pie. Generalmente tenemos tendencia a empezar la casa por el tejado y olvidar que todo debe empezar desde la base.

Una empresa bien gestionada supone un éxito casi asegurado, y cuando hablo de gestión, me meto directamente con los otros dos aspectos.

FORMACION

Necesitamos profesionales formados, no sólo en gestión, sino también en las actividades deportivas y turísticas concretas que se vayamos a desarrollar.

El catálogo de profesiones instauradas (y exigidas por nuestra normativa, no lo olvidemos) en nuestro país es amplia y abarca muchas de estas actividades en la naturaleza. Que existan no es óbice para que la punta de la pirámide, la cabeza de la organización exija, prevea, planifique y priorice, es decir, gestione la actividad y la empresa con responsabilidad empresarial.

Pero es que la base también hay que cuidarla. La gestión deportiva hay que tomársela en serio. Vicente Gambau Pinasa en “Análisis de las salidas profesionales en los planes de estudio de grado en ciencias de la actividad física y el deporte en las universidades españolas” (Revista Española de Educación Física y Deportes, 405, pags.31 – 52) señala que:

“Los ámbitos de actividad profesional deberían ceñirse a la dirección y gestión deportiva en sus tres niveles (dirección y gerencia, dirección técnica y coordinación), y a la intervención interactiva debería centrarse en los siguientes subsectores del deporte: el deporte de rendimiento (profesional y competitivo institucionalizado), el deporte recreativo (turismo activo, fitness y salud), el deporte socio-sanitario, y el deporte social, quedando la enseñanza y la administración pública como sectores vinculados de forma directa con la práctica deportiva. Las clasificaciones económicas y estadísticas deben ser revisadas y actualizadas por el Ministerio correspondiente. Los planes de estudios deberían modificarse para formar exactamente en aquellas competencias propias del título universitario en Ciencias del Deporte.”

Si no actuamos desde la base, si no sabemos gestionar una empresa o una actividad y lo que vale es solamente cumplir el trámite con lo mínimo (o a veces por debajo) y conseguir una remuneración por ello, la cosa va mal.

En España no se exige una determinada titulación para gestionar, pero eso no quiere decir que no debamos actuar en consecuencia y profesionalizarnos y formarnos en gestión, pues de arriba saldrán las órdenes y las decisiones que afectaran al cliente, como por ejemplo: el material a usar, los monitores a contratar, las titulaciones que exigiremos, la contratación de seguros adecuados, la entrega de contratos y documentación informativa a nuestros clientes, y un largo etcétera.

INFORMACIÓN

Y ante todo, debemos informarnos de las diferentes variables que pueden intervenir en la actividad: la capacidad deportiva de los clientes, su número, el ratio necesario, las condiciones del medio, la meteorología, las posibles vías de escape…

RESPONSABILIDAD SOCIAL

Volvamos a las frases de los protagonistas de nuestra noticia:

BB, según él mismo explica, fue de los encargados de abrir el tramo de barranquismo de O Ézaro en 1999, lleva 15 años bajando con grupos, de hasta 50 personas, y nunca tuvo incidencia alguna, por eso dice estar disgustado «por el mal trago de la gente». Desde su punto de vista, en ningún momento hubo peligro y fue más «el susto y el follón» del despliegue de los medios de emergencias que lo realmente ocurrido. «Nos cogió la noche, eso fue todo, pero podíamos bajar sin ayuda. Por supuesto que estamos muy agradecidos del apoyo de los bomberos, aunque nosotros no dimos la alarma, podíamos resolverlo solos», explicó el deportista de Lousame, para quien las medidas de seguridad eran suficientes y superiores a una «normativa que en Galicia no existe». También aclaró que no cobraron los 45 euros por persona.

Si realmente esas fueron las palabras exactas de uno de los monitores del grupo, sobran comentarios.

Sólo quiero hacer mención a una frase “normativa que en Galicia no existe” ¿Cómo que no existe normativa en Galicia que regule las actividades de Turismo activo?

Ya he tenido oportunidad de hablar con los responsables de la Consellería de Turismo al respecto ¿demuestra la anterior frase el desconocimiento que los profesionales del turismo activo tienen de nuestra normativa? O, por el contrario, es prueba de que en Galicia el problema no parte de la Administración sino del propio empresario que, o bien no sabe, o bien no quiere saber.

Mientras el accidente no ocurre, nunca pasa nada. Es la conclusión que yo saco de la noticia anterior. Siempre nos movernos por “consecuencias”, cuando debería ser al revés y hacerlo por el mero hecho de ofrecer un servicio de calidad.

Esto es lo que habría que cambiar.

Debemos dotar a los profesionales del deporte de las herramientas legales que permitan ofrecer un turismo activo de calidad. Que la norma no se convierta en un mero trámite administrativo, sino que suponga el cumplimiento de una serie de requisitos tendentes a una mejor gestión empresarial, deportiva y turística.

La normativa en Galicia es de las más completas, no hay que olvidarlo, una de la que más exigencias establece para las empresas y profesionales, pero carece de virtualidad práctica cuando los órganos administrativos no se centran en hacerla cumplir, y sobre todo en que la gente la conozca. Observamos esta falta de total de conocimiento en esta noticia.

Por lo tanto, los anteriores factores: formación, información y gestión se pueden reconducir todos ellos a una sola: RESPONSABILIDAD SOCIAL          .

Tenemos claro que las trabas son en muchas ocasiones grandes, que la situación actual no es fácil para nadie, y menos para empresas y profesionales, pero eso no ha de ser excusa para la llevanza de una gestión turística o deportiva de mínimos, descuidar la calidad y ejecutar actividades profesionales sin ningún tipo de profesionalidad, obviando los requisitos mínimos que permitan ofrecer al público una imagen decente del sector.

Es responsabilidad de todos, administración pública, clientes y sobre todo, profesionales.que el mundo de las actividades en el medio natural, sea éste el que sea, repunte y se coloqué dónde debe estar.

Alejandro López Sánchez

Abogado