El montañismo sigue siendo un deporte minoritario. Cualquiera de sus ramas es vista por la población como una actividad de riesgo y, por ello, mucha gente se hace a un lado cuando escucha la palabra “montaña”.

En un país en el que se favorecen y apoyan los deportes de equipo, el alpinismo, la escalada, el senderismo, el barranquismo o cualquier otra modalidad de los deportes que podemos practicar en terreno montañoso, se entiende como un deporte de minorías. A pesar de estas ideas, en España, las licencias federativas de montaña ocupan el quinto puesto en el ranking nacional, después del fútbol, la caza, el baloncesto y el golf, y son miles las personas que cada año se lanzan a nuestros macizos montañosos en busca de nuevas experiencias.

Desde hace unos diez años la relación entre deporte y naturaleza ha experimentado un crecimiento vertiginoso. Prueba de ello es la constitución de empresas de Turismo Activo, el nacimiento de nuevas normas reguladoras del turismo en la naturaleza, el impulso de las titulaciones oficiales, la construcción de refugios y servicios para montañeros, la creación de empresas y páginas web especializadas y sobre todo, el enorme impacto social que han tenido los medios de comunicación en la difusión de estos deportes.

Si metemos en un recipiente todos esos nuevos elementos y los mezclamos, obtendremos una curiosa amalgama de conceptos que será necesario delimitar, concretar, perfilar y, sobre todo, normativizar.

Como es lógico, el derecho tardó en entrar en el mundo del deporte. Si a esta afirmación le unimos el concepto de “montaña”, poco más tenemos que decir. Hasta hace relativamente poco, no existían normas que regulasen las actividades en la montaña o el comportamiento de sus diferentes actores, pero ante la explosión de los deportes activos en la naturaleza, al mundo jurídico no le ha quedado más remedio que imponer pautas de conducta.

Nuestro deporte, al ser eminentemente individual, no suele comulgar con las ideas del español medio, el cual suele tener ensalzado a un grupo de deportistas, un equipo, pero no podemos olvidar que hay muchas personas que se han volcado en los deportes de montaña, sobre todo, en el mundo de esquí.

Este blog va dedicado, por lo tanto, a cualquier persona, experto jurista o montañero novato, pasando por empresas, federaciones, clubes o tiendas de material que quieran indagar un poco en el mundo de la relación entre el Derecho y los deportes de montaña.

Debemos darnos cuenta de la falta de especialización de nuestros operadores jurídicos: abogados, jueces, compañías de seguros, fiscales, profesores, y del desconocimiento que los deportistas tenemos de las consecuencias de nuestros actos en la montaña. Puede ser interesante que todos profundicemos un poco sobre las normas que regulan nuestro comportamiento en la montaña, un lugar que ya ha sido tocado por la mano del derecho para bien o para mal, y que aprendamos que, montañeros, equipadores, técnicos, empresas, clubes, federaciones, refugios, casas de material, seguros, etc. no podemos mantenernos al margen de la rueda jurídica que gestiona nuestra responsabilidad.