La crisis ha provocado que la característica perspicacia y picardía que caracteriza a los españoles se haya agravado. Quizá el verbo concreto no sea «agravar» sino «incrementar», pero lo cierto es que la gente se piensa mucho más el invertir en un negocio seguro y revisa los pros y contras de una u otra forma jurídica.

No podemos obviar (como ya hemos hecho en otros posts) que existen varios factores que han conducido a muchas empresas deportivas a la ruina más absoluta; me cansaría nuevamente tener que enumerarlos, aunque me resisto a mencionar: la competencia desleal, la falta de escrúpulos, la piratería, etc.

El problema es que este tipo de piratería que practican muchos «empresarios» redunda en una piratería administrativa, es decir, buscar el subterfugio legal que nos permita competir en igualdad de condiciones sin necesidad de invertir una ingente cantidad de dinero o poner en riesgo nuestra economía.

No tengo una estadística a mano, pero si miramos la constitución de clubes deportivos desde el 2007 a la actualidad, seguro que nos llevaríamos una gran sorpresa; es más, si analizamos estos clubes, veremos que muchos de ellos tienen curiosas coincidencias con otras tantas SL.

Veamos algunas ventajas y defectos que se tienen en cuenta a la hora de constituir un club deportivo, una SL o darse de alta como autónomo:

SL: Riesgo limitado al capital de la sociedad (los socios no responden, pero ojo, el administrador si podría hacerlo en caso de incumplimiento de sus obligaciones mercantiles) / ventajas fiscales / imagen, etc.

Compleja gestión administrativa / necesidad de mayores inversiones / mayores costes asociados, etc.

Autónomo: mayor agilidad de gestión frente a la SL

Altos costes asociados / Responsabilidad con patrimonio personal / menor imagen de marca.

Club: facil gestión / capacidad de optar a subvenciones / amplia capacidad de autofinanciación / posibilidad de contratación a externos / pocos costes asociados / imagen.

Responsabilidad de directiva.

Las anteriores características conforman una tormenta de ideas que no suponen, de ninguna manera, ni una lista exhaustiva ni cerrada, pero sirven para que nos hagamos una idea de que existen ventajas e inconvenientes en cada uno de los modelos propuestos.

Lo que no podemos pretender es meter con calzador un modelo empresarial o social en nuestra idea, o realizar actividades destinadas a una entidad mercantil a través de un modelo asociativo. No olvidemos que un club deportivo es una entidad sin ánimo de lucro, lo que no significa que no pueda tener personal laboral contratado, o que desarrolle actividades a cambio de un precio, pero esto no quiere decir que se le pueda dar una amplia carta de libertad para prestar cualquier tipo de servicio.

Lo ideal será analizar el caso en concreto y estimar cual es el modelo más conveniente para poder llevar a cabo nuestra idea, o la modificación de lo que ya tenemos funcionando, no olvidemos que será fundamental poder analizar con cuidado los parámetros y normativas que regirán el futuro de nuestras actividades y adecuarlas a nuestro formato de negocio o desarrollo social.